No hay por donde, en este país no existe
una cultura de cumplir o hacer cumplir la ley, sino todo lo contrario, vivimos una cultura
que busca privilegios, es decir una cultura que busca y premia burlarse de la propia ley. Estamos acostumbrados a buscar, conseguir y
amasar privilegios cuasi feudales que nos permiten situarnos por encima de la
ley y no someternos a esta.
La ley delimita y somete la voluntad de
las personas que viven en sociedad, en otras
palabras rige la conducta social. Según
la teoría la ley, todos los ciudadanos son iguales ante ella y esto en
Guatemala es un atentado directo al “status quo”, a la cultura del privilegio.
Santo Tomas De Aquino define la ley como:
"Ordenación de la razón dirigida al bien común y promulgada
solemnemente por quien cuida a la comunidad". Muy apegado a lo afirmado por Santo Tomas , la Constitución de la República
inicia afirmando que: “El Estado de Guatemala se organiza para proteger a la persona y a la
familia; su fin supremo es la realización del bien común.”
El bien común es la cima de la madurez
emocional del ser humano y la misma sociedad. Después de tanto conflicto, tanta
lucha, tanta adversidad por vivir aislado y ensimismado, el ser humano se dio
cuenta que a la larga TODOS nos beneficiamos si velamos por el bien común. Sí la clase que
lidera el país tuviera la madurez y entendiera que si la ciudadanía mejora y se
supera, ellos estarán exponencialmente mejor, nuestra historia, la historia de
Guatemala seria otra.
¿Qué significa para Guatemala que su ciudadanía
viva una cultura de BURLAR la ley? Varias cosas, pero principalmente que como
sociedad no hemos madurado emocionalmente. No entendemos que el bien común es
lo que al final garantiza mi bienestar y el de mi familia a largo plazo. Es realizar que para
alcanzar el bien común se debe crear un sistema donde exista confianza en la
justicia y se respete el Estado de Derecho, en el cual TODOS seamos iguales ante la ley,
sin distinción de raza, sexo, religión o condición social. Lamentablemente en la mente obtusa de muchos,
eso no es conveniente.
La clase política se centra y gira alrededor
de BURLARSE de la ley. El político más
hábil es aquel que logre burlarse más de la ley y pueda salirse con la suya. Ejemplos
sobran, “No mate a uno, mate a dos”, “Soy madre soltera”, “Renuncio a la
secretaria general” etc.
Es imposible edificar un Estado de Derecho
hasta no madurar emocionalmente como sociedad y decidamos que nuestro egoísmo y
nuestra voluntad berrinchuda están mejor supervisada y reguladas por leyes que
velen por el bien de todos. Ese egoísmo sin medida es al final la mejor forma
de autodestrucción del individuo mismo, ya que limita su desarrollo económico y
personal al machucar la dignidad de los demás, para obtener el apego perverso
deseado, que lo único que genera es vacío propio y la pobreza de TODOS.
Despertar a esta realidad se vuelve
indispensable para que en Guatemala algún día pueda iniciar la construcción un
Estado de Derecho que verdaderamente vele por que se cumplan las leyes y en
consecuencia se logre el BIEN COMUN.
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